Lanzado hace ya dos años, el primer capítulo de las series Assassin’s Creed fue un videojuego memorable, un título único y genuino que logró fenomenales resultados con su singular fórmula de acción, aventuras y plataformas. La polémica, no obstante, también salpicó a un videojuego que dividió a los aficionados entre quienes se rindieron a su incuestionable calidad, y entre los que consideraron que su patrón jugable era excesivamente repetitivo.